Los bonos verdes o también conocidos como bonos sostenibles son un mecanismo de financiación de proyectos sostenibles, amigables con el ambiente y socialmente responsables.  Estos títulos se han popularizado en los últimos años hasta el punto de generar en el país la movilización de $ 1,5 billones de pesos entre agosto del 2017 y septiembre de este año.

Su éxito se debe a la necesidad de las empresas de considerar no solo la rentabilidad financiera, sino también el impacto social y ambiental de sus operaciones ya que estos títulos tienen por objeto la captación de recursos del público para que se puedan financiar proyectos de sostenibilidad. La financiación está especialmente dirigida a proyectos relacionados con energía renovable, conservación de la biodiversidad y adaptación al cambio climático.

Por lo anterior, Colombia se encuentra en el proceso de definir una política de crecimiento verde que permita un desarrollo económico que sea sostenible, inclusivo y amigable con el clima y por ello se evidencian los diferentes esfuerzos realizados por diversas entidades estatales para proferir regulación en esta materia.

En particular, la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) ha fomentado la emisión de estos instrumentos con el objeto de consolidar la relación entre las sociedades y sus inversionistas donde, se desataca la Circular Externa No.28 del 7 de septiembre de 2020 de la SFC, en la que se imparten las instrucciones para la emisión de bonos verdes en el mercado de valores.

Asimismo, el Congreso de la República a través de la Cámara de Representantes, presentó el Proyecto de Ley número 085 de 2020 en cual establece en su artículo 4 que, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público será el encargado de elaborar y adoptar mediante acto administrativo los marcos de referencia para la emisión de bonos temáticos de deuda pública a nombre de la Nación, dentro de los que están los bonos verdes, sociales, sostenibles, azules y todos los similares.

A partir de lo anterior, es necesario destacar que en Colombia estos bonos constituyen una herramienta prometedora para el sector agroindustrial, pues los métodos tradicionales de financiación de proyectos agrícolas pueden ser un desafío en tanto resultan incompatibles con el incremento de la productividad y de la sostenibilidad ambiental, ya que la deuda genera una dependencia entre el uso de la tierra como garantía del préstamo y la productividad de ésta.

Además, el Informe del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 realizado en el 2019, reveló la necesidad del sector agroindustrial de aumentar su productividad y sostenibilidad, pues debido a su bajo desempeño en el uso de recursos naturales como el agua y la tierra se está limitando su productividad y competitividad, y esto se debe a que solo el 3% de los productores recibe asistencia técnica en temas ambientales.

En conclusión, los bonos verdes constituyen una herramienta fundamental para consolidar las relaciones entre las sociedades y sus inversionistas, además de ser la oportunidad de aumentar la productividad del sector agroindustrial a través de inversiones destinadas a fomentar su desarrollo sostenible, pues ha quedado en evidencia la necesidad de priorizar la responsabilidad social empresarial, de manera que el interés de los inversionistas este dirigido hacia proyectos sostenibles.