Tras casi 5 años de la implementación del impuesto nacional al carbono, se evidencia que cada vez tienen más relevancia las iniciativas de reducción de emisiones de gases efecto invernadero (“GEI”) y se abren más posibilidades de inversión en este tipo de iniciativas para la generación de bonos de carbono y certificados para la no causación del impuesto nacional al carbono.

El impuesto nacional al carbono creado por la Ley 1819 de 2016, responde a la necesidad del país de contar con instrumentos económicos para incentivar el cumplimiento de las metas nacionales de reducción de GEI con base en los compromisos asumidos por el gobierno nacional en el marco del Acuerdo de Paris. Así, este impuesto busca desincentivar el uso de los combustibles fósiles, puntalmente el gas natural, GLP, gasolina, kerosene y jet fuel, ACPM y fuel oil e incentivar mejoras tecnológicas para su uso más eficiente.

Ahora bien, el Decreto 926 de 2017 determinó el procedimiento para hacer efectiva la no causación del mencionado impuesto dándole la oportunidad a todos los actores de la cadena de los combustibles fósiles, incluyendo los consumidores finales, de demostrar la neutralización de sus emisiones asociadas al uso de los combustibles con el fin de evitar así el pago del impuesto. Esta opción busca así mismo incentivar la implementación de iniciativas de mitigación de GEI compuestas por proyectos desarrollados a nivel nacional, regional y/o local cuyo objeto es reducir, evitar, remover y capturas las emisiones de GEI. Estas iniciativas, son variadas e incluyen la implementación de proyectos de energías renovables, proyectos forestales, la eficiencia energética, entre muchos otros.

Si bien aún hay algunas dificultades para certificar proyectos que puedan emitir los certificados o bonos de carbono, este es un mercado que cada vez coge más importancia y que lleva a los grandes consumidores de combustibles, o agroindustrias a buscar proyectos sostenibles para emitir estos certificados y venderlos, o usarlos para evitar la causación del impuesto.

En este marco, y considerando las características ecosistémicas del Valle del Cauca, este departamento se consolida como una región clave en el país para el desarrollo de proyectos forestales y de bioenergía que podrían surtir el proceso requerido para ser verificados y conformarse en iniciativas de reducción de emisiones de GEI y vender los bonos resultantes. En efecto, esta región aporta más del 90% de la cogeneración de energía eléctrica nacional a partir de biomasa, en gran parte debido al aporte de la industria azucarera, avícola, porcícola y agrícola en esta producción de energía.

El cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de GEI trae muchos retos, pero también oportunidades para las empresas del departamento de diversificar sus negocios, o hacerlos más eficientes de manera que se conviertan en proyectos e iniciativas de mitigación de GEI elegibles para la emisión de bonos o certificados de carbono.