Frente a la pandemia global de COVID-19, miles de millones de personas nos encontramos confinados temiendo al contagio y a la parálisis económica, y esperando el hallazgo de una vacuna que contenga el virus.

En momentos de crisis como este, quienes poseen patrimonio pueden estar preguntándose si es momento de implementar un plan de protección y/o de sucesión del patrimonio, o de revisarlo si ya se tiene.

Para ese análisis conviene preguntarse lo siguiente:

  • Si cayéramos en una recesión global, ¿mi patrimonio estaría debidamente protegido de acreedores, de mayores cargas tributarias en el futuro, y de intercambios de información entre países? ¿Será suficiente para cubrir mi vejez y la de otros adultos mayores en la familia?
  • Si perdiera mis capacidades para administrar el patrimonio, ¿cuento con alguien idóneo y confiable que me supla y atienda mis necesidades básicas? ¿Habría consenso familiar para que otro (un miembro de la familia o un tercero) administre el patrimonio? ¿Conviene dejar por escrito el protocolo a seguir en caso de que falte por incapacidad?
  • Si falleciera, ¿un proceso de sucesión podría ser motivo de controversia familiar por falta de recursos líquidos para cubrir los gastos del proceso (i.e. honorarios de abogados y de notarios e impuestos)? ¿O por diferencias no resueltas entre miembros de la familia? ¿O por falta de consenso en cómo repartir los bienes? ¿Conviene ceder en vida el patrimonio reservándome legalmente el control y el disfrute de los bienes hasta mi deceso?

Respuestas desfavorables a estas preguntas pueden motivar una planeación patrimonial cuyas soluciones variarán según las necesidades de cada caso. Dependerá del país de residencia y del estado civil de cada miembro de la familia; del tipo de bienes que conforman el patrimonio; del lugar de ubicación de los bienes que conforman el patrimonio; del grado de exposición a pérdidas o deterioros del patrimonio; y del grado de cohesión y armonía familiar, entre otros factores.

Con todo esto en mente, conviene evaluar la conveniencia de proteger, y/o administrar, y/o planear la sucesión del patrimonio mediante diversos vehículos legales y contratos. Por ejemplo, mediante sociedades por acciones simplificadas, fundaciones de interés privado, fiducias mercantiles, Trusts, seguros de vida, fondos de pensiones voluntarias o seguros de pensiones, testamentos y donaciones, entre otros.

Por Ignacio Rafael Vélez, Socio del Grupo de Práctica Tributario & Aduanas de GPA.