Bogotá D.C., 13 de septiembre de 2023.

“Para la mayor parte de la Historia, Anónimo era una mujer”. Esta cita de la escritora Virginia Woolf describe la realidad que enfrentaron las mujeres al ser excluidas del mundo intelectual y literario por ser consideradas “inferiores” a los hombres. Desde el inicio de la sociedad moderna, especialmente en el siglo XIX, las mujeres se vieron obligadas a adoptar nombres o seudónimos masculinos para ocultar su identidad y hacer públicas sus obras literarias. Este fue el caso de las hermanas Brönte que utilizaron nombres masculinos para publicar sus novelas, o Luisa May Alcott que utilizó el seudónimo A.M Barnard para publicar la famosa novela Mujercitas. No debemos olvidar una mujer contemporánea, Joanne Rowling (conocida como J.K Rowling, quien también utilizó el nombre Robert Galbraith), autora de los libros de Harry Potter y otros.

Las mujeres no solo se vieron cohibidas de tener la libertad para publicar sus propias obras, sino que también se vieron excluidas de grandes movimientos literarios. En Latinoamérica, se destaca la ausencia de las mujeres en el “Boom Latinoamericano”. Aunque este movimiento permitió que se dieran a conocer importantes obras que fungieron como elementos políticos y culturales que le dieron una identidad a la región, se excluyó la visión de las mujeres en la identidad que se estaba construyendo para Latinoamérica.

Después del “Boom Latinoamericano”, surgió una nueva generación de escritores que no estaban conformes con la realidad que se había construido. Por tanto, se crearon nuevas corrientes que no se concentraban en narrar temáticas ligadas a la política tradicional, sino que se centraron en narrar la vida cotidiana desde nuevas perspectivas. Fue en este momento que empezaron a surgir nombres femeninos en la literatura latinoamericana. Si bien la sociedad fue reacia al aceptar las narrativas construidas por las mujeres en un principio, se reconoció que existen temáticas que no se hubieran podido desarrollar sin la mirada femenina. Desde entonces, la voz de las mujeres ha desafiado los estándares masculinos en la literatura, permitiendo así la inclusión de nuevas visiones y perspectivas.

Si bien Latinoamérica sigue teniendo una tendencia conservadora en el mundo de la literatura, varios países han adoptado iniciativas para dar visibilidad a las mujeres en el mundo de la literatura. Particularmente se destaca la iniciativa del Ministerio de Cultura de Colombia junto con algunas editoriales: “La Biblioteca de escritoras colombianas”. Con este proyecto se busca la divulgación de casi veinte autoras que escribieron entre el tiempo de

la Colonia y finales de los años cincuenta, con el fin salvaguardar obras literarias y reclamar el reconocimiento que dichas autoras debieron haber tenido.

Pese a las dificultades que las autoras han tenido a lo largo de los años, gracias a los diferentes movimientos y acciones tomadas por las mujeres de esas épocas, se han abierto oportunidades a autoras para tener su propia voz. A pesar de que aún existe un largo camino por recorrer en términos de igualdad de género en el ámbito literario, la sociedad va por buen camino para cumplir dicha meta.

Escrito por Ángela Jurado, coordinadora de Diversidad e Inclusión; y, Sara Ferrer, asociada junior.